jueves, 29 de octubre de 2009

Identidad, Razón y Símbolos

El hombre se encuentra en un presente siempre quebrado y recompuesto. Su quebradura es ontológica, se encuentra desde siempre en su mismo ser hombre, el ser natural que ha roto con la naturaleza.
El surgimiento de la conciencia significa la ruptura con la naturaleza a la que sin embargo el hombre sigue perteneciendo esencialmente. Esa ruptura en la actualidad ha sido llevada a términos escalofriantes, de manera que hoy existe el peligro de que la naturaleza sea destruida por el hombre que, no puede vivir sin ella, porque él es también naturaleza.
El quiebre ontológico constituye al ser humano. Es su debilidad y su fuerza. Su debilidad porque nunca podrá tener la agilidad, la soltura de miembros del animal, su armonía con la naturaleza. No nace armado para defenderse, para permanecer en su ser.
Su fuerza, en segundo lugar. En efecto, domina a todo los otros seres. Se constituye en amo y señor de la naturaleza. La fuerza es la que hace que pueda transformar todo a su imagen y semejanza.

Pero ello significa que la quebradura debe ser siempre recompuesta, superada. Si no lo logra, se pierde a sí mismo, naufraga en la esquizofrenia. El esquizofrénico es un ser dividido que no logra superar su división. Todos tenemos algo de esquizofrénico, tenemos cierta experiencia de un desdoblamiento, sobre el cual, logramos un dominio suficiente para no desintegrarnos. Pero la posibilidad de perdernos, de no ser nosotros mismos, siempre está latente. Ello significa que la ruptura nos constituye, y recomponiéndola y superándola logramos ser nosotros mismos, ser sujetos.

Para ser sí mismo uno debe verse a sí mismo, debe ser autoconsciente, ser consciente de sí mismo, René Descartes supuso que el pensarse a sí mismo era un acto claro, distinto de todo otro, sin posibilidad alguna de confusión. Su conocimiento parte de que cuestionemos todo, dudemos de todo, para ver si hay algo de lo que no se pueda dudar y nos sirva del buscado fundamento. Una vez que hemos llevado la duda hasta el fondo sólo nos que dudamos, es decir, que pensamos. Nos queda como fundamento nuestro pensamiento, nuestra conciencia. Sólo estoy seguro de mi consciencia. Sólo estoy seguro de que soy y qué soy.

Mas tarde, Hegel sería quien plantea claramente que la conciencia no se autové directamente. Para que el hombre se vea a sí mismo y ser autoconciencia deberá dar un largo rodeo a través de los símbolos. Estos pertenecen a su constitución ontológica. Efectivamente, lo propio del sujeto es escindirse, salir de si, negarse. El es negación de la objetualidad y sólo proyectándose en el objeto puede verse a si mismo.

El momento religioso del sujeto es un momento fundamental de su identidad como sujeto. La religión con todos sus símbolos es un momento fundamental en la identidad de sectores sociales populares. Querer “convertirlos”, para emplear el lenguaje propio de las religiones, es pretender avasallar su identidad
Los arquetipos aparecen como símbolos presentes. La razón los descifra. La exégesis aporta todo el material crítico para su interpretación, prepara el terreno para su apropiación por el sujeto. Y finalmente este se los apropia mediante una hermenéutica, que es una recreación desde sus propios intereses.

1 comentario:

  1. ¿Cómo han podido sintetizar tán extraordianariamente Descartes, Hegel?
    Glorioso trabajo, han pensado lo digno de ser pensado.
    Abrazo, Edith

    ResponderEliminar